martes, 12 de diciembre de 2017

El decorado de los sueños

Soñar es peligroso. Se corre el riesgo de no despertar de una pesadilla y llevarla a cuestas como si se tratara de una duda eterna. Hace unos días, le pregunté a mi poeta de cabecera, Antonio Letelier, que es psicólogo¿Si estaba loca? Porqué hay mañanas, que mis pesadillas me envuelven, incluso pasados varios días puedo recordarlas. Hace una semana, soñé con fantasmas que aparecían en cada cuarto de mi casa. Era de noche, estaba sola. Los primeros, se colaron en el comedor. Sobre el sofá, verde,  que mi madre no quiere cambiar por miedo a perder su identidad. Una mujer, sin cabeza, vestida con un traje, rojo, de sevillana, bailaba, acompañada de un hombre con traje sin cabeza.  El miedo me paralizaba, pero, decidí enfrentarme a ellos. Me acerqué sin fuerzas en las piernas; apaciguada por la necesidad de intentarlo. Suspiré"Fuera de mi casa". Abrí la puerta, subían más por las escaleras. En el cuarto de estar había luz, no me atreví a ir hacia allí. En mi cuarto, no había seres filtrados de la otra realidad. Me sentía sola, desamparada, embarazada de silencios. No podía gritar, los vecinos llamarían a la policía.  Opté por huir, me desperté , Algunas noches, tras una borrasca de pesadillas, logro dormirme de nuevo. Elijo un decorado para mis sueños, agradable, suave, melancólico, es la voz de un poeta que recita versos de amor. Cierro mis ojos, vuelvo a la calma.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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