La hoja cree que su Dios invisible, al que reza cuando el canto del pájaro se posa a su lado, la librará de la muerte en la tierra, la conducirá directamente al paraiso sin sufrir. Pero, el viento cargado de pensamientos, la arroja al suelo, donde es crucificada por una masa de nieve, informe, que la ata definitivamente y cruelmente a la nada de donde nunca volverá.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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