Uno nunca acaba de conocer bien a los amigas, son encantadores, Jekylls, detrás de unas cervezas o de un vaso de vino. Amarrado el estómago a sabrosos pinchos, que nos relajan del hambre del silencio, y hablamos, y hablamos, y reimos, y reimos Pero al entornar la puerta del bar, aparece el mister Hyde. Sólo nos buscan para pasar el tiempo, el resto de los segundos, de los minutos, de las horas, de los meses, de los años, nos han usado como estropajo de su soledad; nos han perseguido para cumplir sus intereses, ayudados por nuestra fábrica de buenas intenciones. He llegado a la conclusión después de pasar el duelo de enterrar a amigas en el olvido; que los pequeños actos heroicos, los ejecutan las amigas que son sinceras, y gracias a ellas podemos sonreir sin la necesidad de llenar nuestro corazón de alcohol.
A mi amiga Idoia, con todo mi cariño, siempre es valiente
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
A mi amiga Idoia, con todo mi cariño, siempre es valiente
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario