Una amiga me ha mandado un whatsapp con la foto de un niño, es moreno, delgadito,sonriente. Debajo de su nombre aparece la palabra"desaparecido", el dia que fue visto por última vez, dónde se encontraba en el momento de la desaparición, cómo iba vestido y los teléfonos adonde llamar. Es asombroso cómo un niño de ocho años, que tenía que recorrer 100 metros solo no deja rastro; es precoupante el silencio de su voz; es descorazonador imaginarlo perdido, asustado, vagando, en medio de la naturaleza; es atroz que unos segundos, minutos, horas, el ser que amamos no nos invite a oir su voz, a escuchar sus pensamientos, a cantar con él, a oir su contagiosa risa, a soñar bajo su mirada, a deslizar un poema en su hombro cuando lo acariciamos. Los desaparecidos nos invitan a perseguirlos llenos de interrogantes, vestidos de lágrimas, desnudos de gritos que claman su aparición.
Ana Tapias(todos los derechos reservados)
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