viernes, 23 de febrero de 2018

Ladrones

Los ladrones que entraron en nuestra casa, tenían  manos cargadas de puertas rotas con sus huellas dactilares bajo los guantes de terciopelo; contaban entre sus dedos manchados de sangre, joyas familiares trabajadas en jornadas sin descanso, sin derechos laborales, en dictaduras de sueños;  suspiraban entre las persianas bajadas, lamentos de nuestros espejos con arrugas, con canas, con mensajes de supervivencia, emancipados bajo la toalla cada mañana; escupian a nuestra vida fabricada con amor, con su deprecio, con su odio, con su enquistado cosquilleo de derribar, de acometer contra cajones, armarios, joyeros, para no dejar nada. Los ladrones no son quijotes, ni sanchos, son depredadores  que saltan por encima de nuestras lágrimas, atravesando una puerta que cuidaba de nuestra felicidad, y que ha sido arrojada al olvido.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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