La
nostalgia es imposible de definir científicamente, aunque nunca se sabe, la
verdad. Cualquier día, un avezado científico de mandíbula prominente, nos explicará
con detalle y detenimiento la fórmula, en la que se basa la nostalgia, tras años
inciertos de estudio en solitario, al lado de una pizarra y con tiza como
compañera. Pero, hasta ese día, yo hago contrabando de nostalgias cada
atardecer. Cambio mis sueños, algo cansados, de luchar en la incertidumbre, por
los últimos rayos de sol, que guardo en mi mochila de emociones y los acerco
hasta la luna, donde bailan debajo de la almohada cada anochecer
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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