Yo crecí,
con la imagen de ,Cenicienta, a mi espalda. Cargué mi mochila de
ilusiones, con imágenes de un príncipe, que me hacía sentirme realizada con
niños y más niños( siempre me gustaron los bebés); que me regalaba besos
robados en el amanecer; que me amaba con locura si fregaba, limpiaba y cocinaba;
que siempre recogía mi zapato cuando lloraba. Los príncipes que conocí
eran ranas quienes después de mis besos, seguían siendo, ranas, mediocres, egoístas
y zafias; así que, tuve que dejarlas en la charca para reinventarme y
sobrevivir a sus palacios de agua. No ha sido fácil, descolgarme de
Cenicienta; es duro caminar con los pies descalzos, pero, necesito la soledad para luchar por mis sueños.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
))©
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