El atardecer dependiendo del giro de la tierra nos deje, llega a una hora o a otra. A veces,
caminamos del derecho, otras del revés y el sol nos busca, nos sigue, nos
persigue; porqué, odia su calor que nunca le habla, que nunca
le hace cosquillas; que nunca le aconseja; que nunca le despide con un nana. Pero, los
humanos a pesar de nuestros olvidos, abrazamos, ese, rayo que se descuelga sobre el horizonte con
fuerza, porqué tal vez sea el último que veamos
Ana Tapias ( todos los derechos reservado©
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