Cada vez, que veo la foto de mi tío, Esteban, no puedo evitar, sentir la
vida que tuvo que llevar sin necesidad. Fue un derrotado de la Guerra civil, un
no existencia, un no ciudadano, un no feliz. Siempre, oculto en su casa, tras
pasar por la cárcel y librarse de la pena de muerte. Su mujer, la tía, Lucía,
trabajaba de planchadora, le cuidaba, le mimaba en su soledad, en su silencio,
en su mano inhabilitada por la tortura. Mi tío, fue uno más de una larga lista
de seres invisibles en la dictadura: los derrotados.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
No hay comentarios:
Publicar un comentario