Me ecuentro con su rostro, rostro de la lucha. Admiro esos ojos, esos que dicen no me rindo. Harta de escuchar a mujeres que se rinden en el primer mundo, encuentro en sus ojos: la verdad. La verdad de sus manos, manos que aprenden a escribir su futuro. El futuro de las mujeres es la educación.
http://blogs.elpais.com/3500-millones/2013/01/abeba-tambi%C3%A9n-es-malala-.html
y con la educación serán libres. Libres de la tradíción.
Gracias Abeba. Tú ejemplo me reconcilia con la vida.
Ana
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