Salí de casa de mí hermana a las diez y he llegado a la casa de mis padres a las 12.30. Dos horas y media llenas de vivencias. El metro iba medio vacío, mejor para mí maleta, no ha tenido que pelearse por un sitio. En la taquilla para mí ciudad, es una máquina, no me dejaba sacar el billete. Un matrimonio me ha ayudado, ante la pasividad del " taquillero habitual". Yo de mayor quiero ser taquillero. Saliendo de Madrid unos trabajadores reivindicaban sus derechos. Derecchos de silencio de uno de los usarios del bus. Un hombre ha entablado conversación con la mujer del asiento de enfrente: le contaba su vida. Tenía dinero pero para disimular llevaba un anillo de pega. Uno de esos anillos que no invitaban a " secuestrarle", como le decia la mujer. Se calló su dinero y el paisaje con niebla se adueño de las miradas de los hombres y mujeres con destino. La niebla todo lo puede.
Ana.
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