Mis secuelas las he acallado con el ejercicio. He obligado a mis piernas y brazos heridos a no llorar.
He obligado a mi cuerpo sonreir. Hice ejercicio como si no me hubiera caído ,y mi cuerpo me lo ha agradecido. Es mejor no llorar, siempre sonreir a pesar de las caídas del destino.
Ana
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