Veinte años desde la muerte de Audrey. Me ha gustado verla. Últimamente en mis ratos de soledad escucho la música de Desayuno con diamantes, no he llegado a ver la pélicula entera. Me enamoré de ella en Guerra y Paz, y en vacaciones en Roma. Me enamomaré de su dulzura, fragilidad, sencillez. Me enamomaré de sus pretendientes en la ficción y los besé a todos.
Hoy la beso a ella con el recuerdo. Veinte años sin su mirada. Veinte años con sus brazos eleganes sin joyas y sus manos de Embajadora de UNICEF. Veinte susurros de diamantes.
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Ana.
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