domingo, 27 de enero de 2013

Gato

A mi vuelta de mi paseo dominguero, con algunas fotos llenas de poesía en mí retina. Fui al jardín de mis sobrinos. Allí había un gato con hambre. Un gato que se paseaba ,peligrosamente ,por la barandilla.  No tenía nada que ofrecerle. A no ser  que le gustará mi cuerpo, no me iba a dejar matar por el hambre de un gato. Miraba con ternura y decisión. Nada tenía para él. No entendía sus maullidos. Llegó otro gato y se lo contó a él. Le contó su hambre y su falta de  ratones por la crisis. La crisis también afecta los felinos. Felinos con hambre y maullidos tristes. ¡ Hay tantos felinos disfrazados de hombres y mujeres!
Ana.

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