Cuando paseo en soledad por las calles de Madrid, me siento como si viviera en otra realidad. Esa realidad que las noticias no cuentan. La realidad es doble: por un lado están los que piden por las calles con sus carteles anunciadores de su pobrez y por otro lado están los señores y señoras bien vestidos, peinados y maquillados que beben en las terracitas de la capital. Beben y sonrien como si la vida fuera bella. Como si la otra vida no fuera con ellos. Hay vida detrás de sus terracitas. Es la vida que sonrie al sobrevivir. Sobrevivir con un gobierno que recorta derechos no es fácil. Sobrevivir pagando un alquiler o la lista de desahuciados es un alarde de valentía. La valentia de la que carecen los bustos de las terrazas. Esa valentia que observo en mis paseos y que las noticias no cuentan.
Ana
Ana
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