Ayer pasé unas horas en la" maternidad del Gregorio Marañón" donde está ingresado mi sobrino mayor. Su operación fue laboriosa, pero nada grave. Sí todo va bien hoy le darán alta. Santiago así se llama al principio decía " me quiero ir a casa", logramos entretenerle entre todos: le regalé una máquina de hacer pegatinas, sus padres le leían cuentos, por la tarde llegó Alonso, su primo, y su hermano Guillermo. Parece que tras unas horas con los brazos tomados por las vias, y sin poder moverse, se había acostumbrado a su suerte. No lo pasó nada bien, pues vomitaba y vomitaba todo lo que comía, la anestesia salía por su boca. Boca que tenía hambre. Su compañero de habitación se llama Dani, tiene 12 años, ya lleva cinco operaciones en su cuenta corriente. Tiene la nariz chata y no puede respirar bien, eso unido a una enfermedada rara. Le ponen morfina para el dolor, pero se ha hecho inmune a los medicamentos. Logré distraerle con un cuento de " Segovia para niños". Segovia es una ciudad que todo el mundo conoce, asi que es fácil hablar sobre ella. Por la noche conté un cuento a Santiago con una palabra que me dijó: mamá Encarna. Me quedé afónica. Fui feliz. Mi imaginación daba una sonrisa a mi sobrino y a su compañero. Caminé por el pasillo central del tercera planta y encontré una mini-biblioteca-videoteca. Los niños en los hospitales son algo más que pacientes son marionetas cuyos hilos los mueven titiriteros con guantes.
Mi paso por la maternidad de Odonell siempre está llena de recuerdos. Santiago que quiere ser médico de mayor, ayer miraba y aprendía. No todo es malo entre las paredes del dolor.
Gracias a quienes ayudan a hacer más llevadero la estancias en los hospitales. Me acuerdo de tres amigas enfermeras: Nuria, Carmen y Belén.
Gracias a quienes ayudan a hacer más llevadero la estancias en los hospitales. Me acuerdo de tres amigas enfermeras: Nuria, Carmen y Belén.
Ana.
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