miércoles, 16 de abril de 2014

Derrota

Ayer cuando veía a los aficcionados del Barsa sentí  el dolor de la derrota. Sus caras denotaban tristeza, incomprensión ante la victoria del Real Madrid.  Es difícil entender que el rival sea mejor, que no somos lo suficientemente buenos para alzar la copa de la victoria, que las malas hazañas nos conducen al precipicio, que todo puede sucumbir ante una duda tabernacula,  que somos lágrimas con sonrisas, que nunca aceptamos ser el de otro lado del espejo: el  que sufre.
Entendemos sus gestos que forman parte de nuestra historia, como seres humanos aniquilados en guerras por otros seres inhumanos. Somos hinchas de la incertidumbre.

Ana Maria Tapias Garcia.

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