jueves, 17 de abril de 2014

Descuartizar el dolor

El dolor se expande por las calles en pies que van descalzos. Nada temen. Nada tienen que perder. El hombre crucificado les llena de sangre la mirada. Lloran, son adultos con caras y voces de niños. Hace años se asustaban de los tambores, ahora les golpean con fuerza. La vida cae sobre ellos como si fuera un torrente de circunstancias. La muerte llama a la puerta de la Virgen,  que no sabe quién ha matado a su único hijo, porqué su niño yace ensangrentado delante de aquellos a quienes enseñó. Una madre rota ante la indiferencia de un pueblo-soldado,  que sólo sabe luchar para no morir. El dolor  se descuartiza en los campos de concentracción del silencio. El dolor se ensancha en las aceras. La violencia no cesa. La madruga es canto al adiós. El dolor. 

Ana Maria Tapias Garcia.

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