Me desnudo de la realidad. Hago una pausa de los problemas, nostalgias, contaminaciones varias, de los sentimientos. No tengo género ni edad. Me ha bautizado un hombre o mujer que desconozco. Me hace hablar, caminar, alejarme del nudo de la garganta, que me escruta cada segundo de mi vida. Saboreo la fantasía. Salto de mis miedos a la locura. Creo en lo imposible: Leo.
Ana Maria Tapias Garcia.
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