Entre la salud y la enfermedad hay un estrecho camino, que todos podemos cruzar en cualquier momento.
Se llama Mariano, tiene 71 años, es un vecino de toda la vida, hace unos meses caminaba a buen ritmo, ahora lo hace amarrado a dos muletas y al brazo de su mujer. Un infarto sumado a un ictus lo han condenado a ser un hombre, derrotado, que lucha por sobrevivir. Ayer hablamos con él, mi familia y yo. Le animábamos, le susurrábamos que mejoraría con el paso de los días, le dimos calor desde nuestras miradas, sabiendo que tal vez mañana alguien nos estrujará esperanza a nosotros.
Se llama Mariano, tiene 71 años, es un vecino de toda la vida, hace unos meses caminaba a buen ritmo, ahora lo hace amarrado a dos muletas y al brazo de su mujer. Un infarto sumado a un ictus lo han condenado a ser un hombre, derrotado, que lucha por sobrevivir. Ayer hablamos con él, mi familia y yo. Le animábamos, le susurrábamos que mejoraría con el paso de los días, le dimos calor desde nuestras miradas, sabiendo que tal vez mañana alguien nos estrujará esperanza a nosotros.
Ana Tapias.