sábado, 12 de agosto de 2017

La casa de mis abuelos


Mis abuelos paternos desaparecieron de mi vida, con cuatro meses de distancia. Primero, fue mi abuela. Una noche, perdió el latido en su cama, junto al abuelo; quien al llamarla al amanecer, descubrió que no contestaba. Salió corriendo, asustado, en medio de la nevada que había caído, gritando. No pudo superar su ausencia. A los cuatro meses, decidió partir junto a ella. A veces, la enfermedad se alía con la desesperación.
Cada vez, que vuelvo a la casa de mis abuelos, hoy habitada por uno de mis tíos. Recorro mi infancia. Cubierta de caminos sin semáforos; de vacas que pastaban ajenas a la contaminación; de gallinas que ponían huevos, que no estaban en cajas de cartón; de vecinos sin afeitar, que salían a la calle en zapatillas. Mi mirada, anhela encontrarse con la de mis abuelos. Tal vez, por eso, intento descifrar el lenguaje del horizonte;  donde   mis abuelos escriben cada dia.
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Con todo mi amor a Saturnino y Evarista, mis abuelos paternos.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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