Esculturas de bulto redondo, habitan nuestras calles en la oscuridad. Protegidas por la ausencia de luz; que las cobija, de la indiferencia de los transeúntes, que corren veloces a sus hábitats confortables. Ellos y ellas, fueron esculpidos de otra manera. No tuvieron amigos, que los rescataran del abandono; que los cuidaran del odio de la sociedad que no admite las diferencias; que los protegieran del frio. Se bautizaron libres de abrazar al futuro. Lugar poblado de hipotecas en números rojos. Abrazaron el horizonte, espacio inaccesible para las esculturas hieráticas, que caminan atadas al presente.
Con cariño a mi amiga Idoia, que me rescata tantas veces de la tristeza
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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