Cuando teníamos aparcada la lluvia en el baúl de los recuerdos, junto a las fotografías en blanco y negro. Las gotas han empezado a caer impertinentemente, agresivamente, sin sucedáneos. El olor a ayer, ha sacudido nuestras lágrimas, que se han puesto a trabajar como si de una alcantarilla se tratarán. Sin permiso, se han colado en nuestra ropa, calando nuestros huesos de una nostalgia, que nunca nos perdonará crecer.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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