En cada provincia, los hilos de la cultura
los mueven las mismas personas, que se perpetúan en círculos cerrados.
Entre ellos se protegen, se cuidan, se miman, se miran en sus espejos, donde se
sonríen siempre. Regentan los espacios de
poder, donde acuden a las presentaciones de sus libros; siempre tachados
en los medios locales como un acierto, como una bendición, como una osadía al
analfabetismo. No suelo acudir a estos actos. Conozco a los intelectuales
provinciales de vista. Me fijo en quienes van a los actos; en quienes abrazan a
la alcaldesa, a la concejala de cultura; en quienes se visten de faralaes para
saludarlos. La elite local no ha de monopolizar los espacios, ni programar
actos sólo para su gremio de seres pensantes. Ha de crear ilusion al ciudadano por ser cultura, y ser participe de ella, pues, entre todos creamos cultura.
Ana Tapias( todos los derechos
reservados)©
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