Yacemos abandonados a la poética del destino, del abandono, de la huida, de la realidad; en cualquier lugar que sujete nuestro cuerpo; que no busca, soluciones a la nada que lo rodea. Nuestras manos caen al vacío, ocupan lugares sin forma, muerden a fantasmas que los invitan a irse, Nuestros pies caminan sobre el horizonte, sin zapatos, anclados, a la voluntad de quien nos recuerda. Yacemos sin lágrimas, ni dolor, sólo con el grito de la ausencia
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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