A veces, no nos damos cuenta, pero, llevamos una vida dormida y no sabemos despertar de ella. El sueño, nos obliga a caminar sin parar, a no pensar, a dejar de soñar, a olvidar rápido, a consumir sin necesidad, a buscar caricias en el bosque, a destripar lo que no tiene tripas. Entonces, un día, algo nos invita a bailar con las circunstancias de otro, abrimos los ojos, y descubrimos que la realidad no es lo que soñamos sino lo nos arrebata el viento en su juego de momentos.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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