La mayoría de los días, me metería dentro de un verso, de una flor, de un instante; para olvidar el mundo que me rodea. No entiendo, a quienes no saben escuchar y sólo quejarse. Nunca me quejo de nada, pues sé, que nadie me va a escuchar. Siempre sonrio a pesar de estar triste. Mi tristeza es frágil y austera; no se vende, ni se compra. La encajo dentro de mis pasos y aprendo a vivir junto a ella; incluso nos hemos hecho amigas de tanto escucharnos. No entiendo, a quienes dicen una cosa y actúan en contra de ella. La fidelidad a uno mismo es la clave de la empatía. Aquellos que se traicionan lo harán a los demás. No quiero salir de ese mundo perfecto que sueña con ser imperfecto.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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