Admiro, cada, cuadro de Antonio
López( Tomelloso , 6 de enero de 136) Sus pinturas me han servido de inspiración
para hacer mis fotografías caseras, locales, austeras. "Lavabo y
espejo""Taza de wáter y ventana""Nevera nueva". Son
iconos de la monotonía, tantas veces, escondida detrás del aclamado glamour,
que disimula nuestras necesidades primarias como son; vernos en el espejo, ir
al baño, y abrir la nevera, Camufladas debajo del maquillaje que ocultan
nuestra piel; de supositorios que aligeran nuestro estreñimiento; vitaminas que
evitan que mastiquemos. Nunca me canso de ver la obra de López, a quien
encuentro en una entrevista titulada"El último náufrago de Madrid
central" en el Confidencial. Me cautiva su sencillez, al viajar en metro
como si no fuera nadie, como si estuviera perdido en Madrid, al que llegó a
pintar, como si le faltaran hojas y suspiros, para llegar a fin de mes sin
llorar ante las facturas, ante la carencia de besos, ante el susurro de las
amapolas que nunca crecen en invierno. Observo sus arrugas cargadas de
pinceles, de objetos, de sueños, de sustancias. Me detengo en sus manos
manchadas de ambigüedades, de colores de lienzos. Me acerco a su mirada que
crea luz en la oscuridad y sé que estoy ante un hombre bueno.
Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
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