martes, 29 de enero de 2019

Soledad con o sin burbujas


Cada amanecer el silencio domina nuestras pupilas, entregadas aún a las pesadillas, de las que nunca nos recuperamos del todo;  a veces, incluso sufrimos estrés de la otra vida, donde no somos dueños de nuestros cuerpos, ni palabras; adonde nos dejamos llevar, por el cansancio de seres que nos vigilan continuamente;  por las malas contestaciones de extraños que nos controlan desde el horizonte; por la manipulación de nuestros deseos;  por la exagerada ambigüedad de las sillas, que no son capaces nunca de acercarse a nuestros pensamientos.  Cada amanecer, la soledad, con o sin burbujas, de nuestros cuerpos besa al nuevo día con desconcierto.

Ana Tapias( todos los derechos reservados()©

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