Llega el invierno un año a más a Siria,
donde la guerra no cesa desde 2011. La población ha menguado, en los espejos de
los asesinos, de ambos bandos, que hacen las batallas, para que no
sobrevivan más que las arañas, que dibujan sus telas en charcos de sangre,
donde nadie es capaz de soñar. Ya han muerto quince niños, sirios, en lo
que va de invierno, Según" Unicef", la mayoría de los niños, eran
menores de cuatro años y había uno de un mes. Imagino sus respiraciones
consumidas, agotadas, desnutridas; sus corazones estrangulados por el frío, por
la imposibilidad de recibir calor, por al ausencia de pechos donde refugiarse.
Sus cuerpos se han convertido en pequeños icebergs de la derrota¿Hasta cuándo?
Ana Tapias( todos los derechos reservados) ©
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