Llega
una hora, donde me pesan los párpados; donde mi ritmo vital se
entrega lentamente al sueño. Antes de ir a la cama, ceno con frugalidad:
una ensalada, a veces un yogurt, que dejo, días y días, a la intemperie como si
fuera una preparación para su destino. Procuro hacer la digestión
mientras intento no impresionarme por las noticias de la tele, y a la vez me
conecto a Facebook, donde comparto noticias que suelo leer o no, no siempre leo
todo. Cuando la modorra me puede, voy a la cama, me entrego unos minutos a una lectura. Mis ojos se van
cerrando, apago la luz vuelo hacía mis
pesadillas.
Ana Tapias( todos los derechos resevados)©
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