jueves, 24 de enero de 2019

El silencio politico de las ciudades pequeñas


Vivo en una ciudad, pequeña, donde todos nos conocemos y nos reconocemos por las calles de una dirección, y más con la invención de la redes sociales, ya nadie pasa desapercibido, todos somos alguien.  Observo y me observan   con curiosidad de  interrogatorio, esa que no se atreve a saludar;  que busca analizar cada comentario; que decide si eres guapo o feo por tus palabras;  que  indaga en cada paso para entender tu crítica ante su pensamiento. Antes las cosas se discutían en los atrios de las iglesias, los bares; ahora en las redes sociales. En mi ciudad, el Ayuntamiento, ha colocado una escultura ante la negativa de muchos de sus ciudadanos( entre los que me incluyo), porqué menosprecia los sentimientos de los católicos; porqué descuartiza el recuerdo de tantas generaciones que iban por esa calle a sus colegios; porqué rompe la perspectiva de un enclave único en el mundo. El ciudadano sujeto a sus problemas, a sus enfermedades crónicas, a sus recibos de la luz, han optado por  hacer lo que todos haríamos si estuviéramos de acuerdo: una foto que inmortalice su tolerancia y   colgarla  con premura en Facebook. Los, grupos, políticos, bastante tienen  con pensar en los candidatos a mayo, como para encima decir nada en contra  del concejal con el que comparte confidencias en las inauguraciones. La prensa, no está para criticar a quienes son vecinos de sus primos; amantes de leer sus columnas, compañeros de pista de pádel, anunciantes en sus columnas, enchufes de segunda mano para cuando se queden sin luz.  En mi ciudad, sólo unos pocos hemos alzado la voz en contra de esta escultura, que es muy simpática, pero que no debería estar ahí
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


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