La supervivencia es una obligación de obediencia
a las facturas; un canto a la rutina
entre utopías: un beso al cosmopolitismo entre persianas que nunca se suben; un
beso a lo irreal que esconde el otro lado del espejo; un susurro a la incertidumbre que lava los cacharros
cada amanecer. Caminamos sujetos a otros
cuerpos; que deciden sobre nuestro bienestar;
que apuestan por nuestra solvencia; que niegan o aceptan, nuestra sonrisa; que
prescinden de nuestra servidumbre como si fuéramos objetos sin sueños. Pero, si algo voy aprendiendo con el paso de
los años, es a desnudarme de mis miedos de supervivencia, y a acércame a la
felicidad que reside al otro lado de las nubes ©
Ana Tapias( todos los derechos
reservados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario