No queremos morir, pero lo hacemos, cada
día, lentamente, agazapados, ocultos, escondidos de la visión del ataúd,
nuestro destino; donde acabaremos abandonados en medio de la irrealidad. Intentaremos abrir nuestros ojos, invisibles, para vernos convertidos en moho eterno. Llorado en las pupilas, de
quienes nos recuerden.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©A quienes me recuerden
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