El recuerdo, queda plasmado en una fotografía, escondida en un
sobre, que alguien encuentra de casualidad. Intenta empatizar, con rostros
disfrazados de felicidad, que un día celebraron una boda, vestidos de negro.
Entonces se llevaba el negro, era la época de la postguerra. Procura sonreír, a
quienes no conoció, pero supo de sus vidas, por las palabras de sus
abuelos; quienes contaban, ese día, en blanco y negro. Los ojos de
los personas de la fotografía, se han transformado con el paso del tiempo, en
limones, exprimidos, bajo la mirada de alguien. que nunca entenderá la
importancia del sentimiento en rostros sin bautizar.
Ana
Tapias( todos los derechos reservados) ©
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