El
tiempo es un reloj, que de espaldas a nuestra vida, parece que manejamos las
manecillas del tic-tac, pero en cualquier momento se dan la vuelta y vemos la
esfera, sujeta a un día, a una hora, a un segundo; donde nos evaporamos sin remedio, cubiertos de
dolor, de lágrimas, de recuerdos. El destino, nos ha cambiado la forma, el
sentimiento, el rumbo de nuestro cuerpo y nuestra mirada, que queda perdida, en
unas viejas lentes enterradas en un cajón de la casa.
Ana Tapias( todos los derechos reservados) ©
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