No podemos ser indiferentes, al tiempo, a su latido, ni a sus formas, ni a sus constantes vitales, Observamos, viejas, fotografías, de familiares, que quedaron difuminados en nuestra memoria, si es que alguna vez estuvieron. Ellos no son nosotros, pero nosotros seremos ellos algún día, para una mirada ajena, que nos mirara con curiosidad, sin desvelos, con distancia hacía nuestros sufrimientos, que yacerán, demacrados, envueltos, sujetos al olvido, donde el tiempo no tiene cura.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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