Tristeza

.     Todos estamos abocados, en un momento u otro de la vida a la tristeza. Cada uno, la  padecemos de una forma. Depende de las personas que nos fallan; de los inconvenientes que nos acechan;  de las enfermedades que nos afectan; de la desesperanza que nos rodea. La nostalgia nos invade;  nuestro cuerpo olvida sueños,; desdibuja la esperanza;  acaricia el sufrimiento. El dolor, ahoga nuestros pasos, que se postran en la inmovilidad de lo eterno, que es abismo para nuestras lágrimas. Pero, una vez, asumida, monologada, caminada, nuestra tristeza. Podemos, poco a poco, sonreír con más fuerza, con más ímpetu, con más verdad, porqué somos fuertes,  porqué somos valientes,  porqué somos reales.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©