No sé si pertenezco al pasado, al presente, o al
futuro. Viajo, escalonadamente, de unos a otros, sin pasar por ningún
aeropuerto; eso me ahorra la prisa de no perder el vuelvo; la
esperas de embarcar; la duda sobre si el avión se caerá o no. Vuelvo al pasado,
junto a mis abuelos, maternos y paternos. Creo en los reyes magos, en las
castañas asadas, en los sueños de chocolate, en la mermelada de albaricoque, en
los muñecos con vida. Quiero hacerme mayor, para llevar zapatos de tacón como
mi abuela y mi madre. Caigo en el presente, no llevo tacones son incomodos, y me duelen los pies. Me he vuelto, atea de la vida, pero sé, que es maravillosa
por tenerla. Le pregunto a mi sobrino mayor “¿Dónde me enterrará?", "
En la tierra", responde “No quiero que me coman los gusanos", replico
“Si estás muerta, que más te da", contesta con aplomo. Me imagino siendo
devorada por gusanos, carnívoros, que no respetaran mis curvas tan en forma. “Esto de viajar,
es como una vieja máquina de coser, nunca sabes donde te va a dejar el hilo de
tus argumentos”, pienso.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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