Oigo el sonido de la lluvia en mi memoria. La lluvia es una tarde cuando tenía ocho años y hablaba con Lorenzo. Lorenzo era el nieto de los vecinos de la casa de al lado. Con el paso del tiempo su cara se ha diluido, pero le amaba. Le amaba como se ama a los ocho años. Sin las derrotas en la mirada
de la madurez.
Cada vez que cae la lluvia pienso que tal vez algún dia Lorenzo se acordara de mí, dejara su vida y volverá a buscarme con un paraguas. Caminaremos agarrados de la mano, hablando de como nos echamos de menos.
Ana Maria Tapias Garcia.
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