Hace años llevada por la recomendación de mi hermana Alicia, lei uno de sus libros. Ahora vuelvo a encontrarle en el periódico, le voy a leer de nuevo e intentar entenderle. Nos pasamos la vida intentando comprender. Comprender cómo un hombre de 45 años se quitó la vida en un ritual violento. Un ritual del pasado de una sociedad que sentía el honor en el acero de una espada que dejaba ver sus intestinos. Intestinos con los que no puedo empatizar. No empatizo con un Samurai cuya rostro de dolor es la muerte de una sociedad. No empatizo pero le respeto y desde el respeto le voy a amar, amar sus palabras.
Ana Maria Tapias Garcia.
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