Tras la conmoción que sufrí por otra cremallera que se me resistía y habia acabado con el pañuelo regalo de Idoia, fui al baño. El pañuelo estaba atado a mi cuello y a mi bolso. Parecia que tenia un esguince en mi codo derecho. Mi confusión mental se agravó al llegar al baño. Entré en el servicio y al buscar la puerta de salida, hay baños que parecen un laberinto de puertas, fui a la puerta equivocada. Apretaba con ganas la puerta para salir, cuando me encuentro con una mujer que salía de dentro.
-Perdóna-dije. Creia que era la puerta de salida. Se rió y dijo" cómo salia del baño no dije nada por eso".
Las puertas como las cremalleras no son lo mio.
Ana Maria Tapias Garcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario