Todo se desvanece ante la muerte de una sonrisa. Ella sonreia al destino y el destino no. Ella una mujer comprometida con el volante que supo ver la vida desde el otro lado: el lado de un nuevo bautismo. Maria fue bautizada a la vida y la vida la ha dejado. Su sonrisa de 33 años es ya inmortal. La inmortalidad de una mujer que creció entre ruedas y con olor a gasolina. Una mujer cuyos sueños han sido pinchados por un hada madrina y nunca despertaran.
Descanse en paz Maria de Villota.
Ana Maria Tapias Garcia.
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