lunes, 27 de enero de 2014

Esparadrapos del dolor.

 Cada día muere alguien que conocemos dejándonos un vacío  difícil de llenar.

 Suelo ver a los muertos por las calles caminando, les imagino pequeños pues se han ido encogiendo por el peso de los años. Les olvidamos sin pedir permiso al recuerdo y el recuerdo se rebela con figuras libres de ataúdes en nuestras calles. Necesitamos esparadrapos del dolor para ocultar nuestra vida de la desnudez   a la que llegaremos un día cualquiera.

Ana Maria Tapias Garcia

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