Cuando las palabras no son suficientes se recurre a la bofetada al gobierno. El gobierno nunca cede ni escucha, su legitimidad avala su sordera y caen más hojas a la nada. Al final los héroes son enterrados como mendigos de la incertidumbre. La violencia nunca debería ser arma de protesta sino una sombra de la paz, pero los gobiernos no admiten el diálogo y las hojas siempre caen en el olvido.
Ana Maria Tapias Garcia.
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