A veces, notó alguna mirada, que me está juzgando. Me conoce levemente, pero se permite indagar en mi tono de voz, más o menos brusco, más o menos apasionado, más o menos fuerte o débil; me juzgan por mi atuendo, más o menos festivo, más o menos deportivo, más o menos atractivo; me critican por mis fracasos, o aciertos a la hora de elegir o rechazar un trabajo, más o menos impuestos, más o menos fecundos, más o menos estériles. Si fuera valiente, que no lo soy, me acercaría a esa persona, hombre o mujer, y le diría" Que ya no vivimos en la España de los rebecas, de los burkas de silencio, de las ventanas cerradas" No sé si me entenderían, o se harían los suecos. Es más fácil juzgar que empatizar. Al empatizar nos damos cuenta, que ellos son como nosotros, que lloran al otro lado de las amapolas.
Ana Tapias.
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