jueves, 9 de junio de 2016

Senderismo emocional

Con el paso de los lustros, de las estaciones, de las caras de ida y vuelta, de la muerte. He aprendido a llorar a la espalda de mi silencio. Sonrió elocuentemente,  para disimular la tristeza en la que vivo. Camino por la vida en busca de mi destino capicúa. Caigo, me levanto, caigo, me levanto, lloro, rio. Encuentro una flor que cobija mi melancolía. Callo, observo, dilucido, pienso, vomito, me estrello contra el adiós. Lloro al otro lado de la felicidad, esa que muestro repetidamente para que nadie que me pregunte.

Ana Tapias. 

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