Uno se sienta, a veces somnoliento, frente al televisor, algo cansado, taciturno, y no espera recibir el impacto emocional que supone el asesinato de cuarenta nueve personas en Orlando. Uno no da crédito, piensa que no es verdad, que nadie es capaz de hacer algo así, por muy loco que esté. Pero el presentador insiste, ofrece datos concluyentes. Las imágenes son muy duras, un escalofrio recorre mi cuerpo." No mires", dijo a mi madre, padece del corazón, Omar Mateen, es el "presunto autor", de esta carnicería. Omar, entró en el Club Pulse, lugar de encuentro de hombres que aman a hombres, y estuvo tres horas disparando, hasta que fue abatido por la policía. El presentador, informa que compró las armas( llevaba dos), por menos de 400 euros, creo recordar." Estados Unidos, debería prohibir la venta de armas", pienso convulsa en el sillón. Las horas pasan, uno se vuelve a sentar, ya resignado frente al televisor; asumiendo que ha ocurrido. La madre, de una de las víctimas, cuenta como su hijo le escribió por WhatsApp, lo que pasaba" Voy a morir", dijo. Mis lágrimas, congelan mi mirada. Busco sus rostros en los periódicos, encuentro a Amanda Alvear, a Mercedez Marisol Flores, a Eduard Sotomayor, a Kimberly Morris,a Evan Tomlison, y los otros 44; cuyas fotos sonrientes, desintegran en cubos mis facciones. Me vuelvo un retrato cubista de dolor.
Uno no entiende, a quien arrebata la felicidad, la sonrisa, la imaginación para creer que el mañana es un sueño aún por vivir. Y odia al asesino, sin querer; a su carga de venganza en sus gestos; a su pose de vengador, de un mundo atrasado, dictador, que no ama la libertad, sino la opresión.
"Es mejor no caer en la trampa del odio", pienso. Pero sé que no le perdonaré.
Descanse en paz.
Con todo mi cariño a las víctimas.
Uno no entiende, a quien arrebata la felicidad, la sonrisa, la imaginación para creer que el mañana es un sueño aún por vivir. Y odia al asesino, sin querer; a su carga de venganza en sus gestos; a su pose de vengador, de un mundo atrasado, dictador, que no ama la libertad, sino la opresión.
"Es mejor no caer en la trampa del odio", pienso. Pero sé que no le perdonaré.
Descanse en paz.
Con todo mi cariño a las víctimas.
Ana Tapias.
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