De vez en cuando, escucho la palabra"Antaño"; mi alma, viaja a la España de los años 40 y 50. Camino enredada en mis pensamientos; aplasto mi cara contra el cristal de una pastelería, miro con entusiasmo, con vehemencia, con ternura, los pasteles; juego sin preocuparme por los coches; froto mis manos, para conjugar el frio, del sonoro invierno; sonrío sin miedo a mis amigos. Antaño, la sonrisa era fruto de la tranquilidad; hoy, es receta de los psicólogos para sobrevivir a la contaminación de la rutina, que nos aleja, de ese pasado, que huele a felicidad.
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