No soy adicta al móvil, lo uso lo justo, para llamar, mandar algún Whatssapp, a veces incluso he escrito en el blog desde él. Soy feliz cuando lo olvido en casa, en los bares no solía mirarlo, pero, tengo un par de amigos, que conversaban más con él que conmigo; así que voy evolucionando a su ritmo. Delante de la cervecita y el pincho, entro en mi Facebook, comparto, soy virtual; me olvido de las escenas cotidianas que me rodean: hombres, mujeres, que buscan conocer otros hombres y mujeres; camareros apurados por la exigencias de los clientes; señoras mayores que incitan a otras a beber un vinito, esta de moda; policías locales, vestidos de paisano, que se liberan de poner multas; hinchas que gritan al ver meter un balón en la portería; fumadores que salen a la calle a derrochar pulmones, en medio de la indiferencia de todos( nos da igual que se mueran lentamente).El ecosistema del bar ,se diluye en seres invisibles que me acompañan al otro lado de la pantalla. No sé si soy más o menos feliz, pero existo.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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